Las luces de la ciudad, parecen lejanas...
Su reflejo llega hasta mi, empañado por la neblina que parece salir de la tierra.
El sol, hace rato ya que se ocultó, y en su lugar, reluce ahora una luna blanquecina, pálida y desvaída, como los fotogramas de una vieja película en blanco y negro...
Por entre la neblina, parpadean en lo alto del cielo las estrellas, como si en un extraño código morse, tratasen de comunicarse con la raza humana y mortal...
Una estrella fugaz, pasa a velocidad de vértigo, dejando tras de si una estela luminosa, para desaparecer casi de inmediato.
No tengo tiempo de formular mi deseo, que se queda colgado, como flotando entre dos aguas, en el espacio comprendido entre lo real y lo ficticio...
Parpadeo, y del meteoro no queda ya nada...Ni tan siquiera su recuerdo.
Tras de mis oídos, resuena un zumbido familiar...
Me vuelvo justo a tiempo de ver a la cotidiana bruja blanca, batiendo sus alas con frenesí, mientras flota inmóvil en el aire.
-¿Has venido?-, le pregunto...
Con un pequeño ademán de su cabecita, me responde que sí, a la vez que realiza una pirueta en el aire.
Se posa sobre el cabecero de mi cama, incitándome al sueño...
Un sueño, en el que habrá como siempre, un lugar hasta el que llega con fuerza el resplandor intermitente del lejano faro de Fisterra, en ese lugar donde "as meigas" danzan y danzan como locas a la luz de la ardiente "queimada", recitando sin pausa su
conjuro...
Un orfeón gatuno lanza su canto a la vuelta de la esquina, tomando como "tablao" los contenedores de la basura...
Maúllan desesperados, como llorando a un viejo amor que se les marchó...
Me recuerdan a los quejidos del viejo acordeón, interpretando algún antiguo bolero, de los que las parejas solían bailar juntas, bien apretaditas, en los clubs de baile nocturnos.
Su sonido tiene altibajos...Pero no...no es un acordeón lo que me recuerdan..No...
Me recuerdan mas a los quejidos de un lejano bandoneón, tocando arrabalero, un tango, con acento porteño...
Desde la tierra del frío, también puede oírse su son...No el del bandoneón...sino el de los gatos...
Intento ahuyentarlos dando un grito, mas no me sale la voz, y en su lugar, solamente me sale un extraño sonido...
...Si...
Ese sonido, se parece a un maullido...
...Un maullido de gato...preso de su amor...
Su reflejo llega hasta mi, empañado por la neblina que parece salir de la tierra.
El sol, hace rato ya que se ocultó, y en su lugar, reluce ahora una luna blanquecina, pálida y desvaída, como los fotogramas de una vieja película en blanco y negro...
Por entre la neblina, parpadean en lo alto del cielo las estrellas, como si en un extraño código morse, tratasen de comunicarse con la raza humana y mortal...
Una estrella fugaz, pasa a velocidad de vértigo, dejando tras de si una estela luminosa, para desaparecer casi de inmediato.
No tengo tiempo de formular mi deseo, que se queda colgado, como flotando entre dos aguas, en el espacio comprendido entre lo real y lo ficticio...
Parpadeo, y del meteoro no queda ya nada...Ni tan siquiera su recuerdo.
Tras de mis oídos, resuena un zumbido familiar...
Me vuelvo justo a tiempo de ver a la cotidiana bruja blanca, batiendo sus alas con frenesí, mientras flota inmóvil en el aire.
-¿Has venido?-, le pregunto...
Con un pequeño ademán de su cabecita, me responde que sí, a la vez que realiza una pirueta en el aire.
Se posa sobre el cabecero de mi cama, incitándome al sueño...
Un sueño, en el que habrá como siempre, un lugar hasta el que llega con fuerza el resplandor intermitente del lejano faro de Fisterra, en ese lugar donde "as meigas" danzan y danzan como locas a la luz de la ardiente "queimada", recitando sin pausa su
conjuro...
Un orfeón gatuno lanza su canto a la vuelta de la esquina, tomando como "tablao" los contenedores de la basura...
Maúllan desesperados, como llorando a un viejo amor que se les marchó...
Me recuerdan a los quejidos del viejo acordeón, interpretando algún antiguo bolero, de los que las parejas solían bailar juntas, bien apretaditas, en los clubs de baile nocturnos.
Su sonido tiene altibajos...Pero no...no es un acordeón lo que me recuerdan..No...
Me recuerdan mas a los quejidos de un lejano bandoneón, tocando arrabalero, un tango, con acento porteño...
Desde la tierra del frío, también puede oírse su son...No el del bandoneón...sino el de los gatos...
Intento ahuyentarlos dando un grito, mas no me sale la voz, y en su lugar, solamente me sale un extraño sonido...
...Si...
Ese sonido, se parece a un maullido...
...Un maullido de gato...preso de su amor...
http://youtu.be/JXSbXOXwSgQ
© J.J.2012
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