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domingo, 15 de octubre de 2017

ENTRE TETAS ANDA EL JUEGO




ENTRE  TETAS  ANDA  EL  JUEGO

Mis estimados lectores:

El otro día y por casualidad, mientras leía un periódico de esos de anuncios por palabras en busca de un automóvil, mis ojos cayeron sobre uno de esos anuncios que sin saber ni cómo ni por qué, se había colado entre los de coches de ocasión;  justo entre un BMW serie 3 con un precio que se salía de mi presupuesto y un SEAT Panda más quemado que la pipa de un indio.

El anuncio en cuestión, decía así:

"Rubia de cine, súper sexy, 120 pechos".

No sé cómo, pero mi mente comenzó a trabajar.

Porque imagínense ustedes;  aunque 120 pechos...son muchos pechos para imaginar de una sola vez, y además, lo primero que se me vino a la cabeza fue pensar que tal vez se tratase de algún tipo de anomalía congénita de los cromosomas, o que tal vez fuese cosa de la alimentación, o del agua, o de un fallido experimento de la NASA, o...vaya usted a saber.
Pero el caso es que los 120 pechos, me dieron que pensar, y puestos a pensar, imagínense cómo se las arreglará a la hora de comprar sujetadores en Woman Secrets; ¿fabricarán sujetadores capaces de sujetar 120 tetas a la vez?

Y es que  no se trata de tres ni cuatro, ni siquiera de un par de ellas como las mujeres de toda la vida, sino de 120, que 120 pechos son muchos pechos para una sola fémina, y si encima sale "lecherona", sería capaz de abastecer ella sola todo el mercado lácteo de la provincia de Teruel, pues  120 ubres puestas a dar leche, serían como una Central Lechera.

El caso es que la cosa no se quedó ahí, sino que mi mente aún se puso a rizar más el rizo.

120 pechos...

Me preguntaba cómo se las arreglaría si tuviese que amamantar a un hijo.
Para ese hijo ese momento de lactancia materna  sería como “el paraíso de la teta”; podría escoger cada día un par de ellas diferentes sin repetir ni una sola vez en todo el mes; es decir; que sería…la leche.

O tal vez podría trabajar como antiguamente, de ama de cría, de aquellas que por falta de leche de las progenitoras, se encargaban de dar el pecho a los recién nacidos ajenos a cambio de un salario.

Y es que 120 pechos dan para mucho, porque piensen el dilema.

Puesta a amamantar  a varios rorros a la vez, ¿cómo harían esos rorros?
¿Elegirían una teta al azar o por el contrario cada uno tendría la suya propia como los lechones?

Y es que tener tanta teta junta  es un gran problema, porque imagínense el día que se eche novio.

La cara de sorpresa que pondría el pobre chaval el día que se decidiese explorar esos parajes situados más debajo de la línea disuasoria del  canalillo, cuando se encontrase tal concentración de tetas, que ni las manifestaciones del 11M; seria de cine, que se lo digo yo; y afortunado será si no se le queda un trauma por motivo pectoral para toda la vida.
Pobrecito mío; que por hacer un poco el “Indiana Jones”, se iba a encontrar sumido en una selva mamaria, de la que sería más difícil salir, que de la M-40 un fin de semana del mes de julio.

¿Y qué me dicen si un día decidiese  aumentar talla de sus mamas mediante silicona?
Porque si ya hacerse un par de tetas a medida cuesta un pastón, imagínense el pico que costaría hacerse 120 todas igualitas, como fotocopiadas.

¿O le harían descuento y precio especial por compra al por mayor?

Si, al por mayor, como cuando uno va a comprar detalles de boda y dice:

-¿Y si me llevo 120 a cómo me salen?

El caso es que 120 pechos, o tetas o ubres o como lo quieran llamar, son demasiados pectorales para tragar de una sola vez, por muy grande que uno tenga la boca, así que eso supone un problema añadido, dado que el rorro, a fuerza de chupar tanta teta, correría el riesgo de salir bocazas o peor aún… mamón.

Así, embebido entre tanta teta andaba yo, mientras pensaba...

-Con lo fácil que sería tener solo dos bien puestas, ahora salen ya con 120.

-¿Sera que ya vienen de fábrica con repuestos?
-¿Y si eso fuese hereditario?

Con el paso de los años y con el nacer de la descendencia, se inundaría de tetas este mundo.
Y la verdad que a mí no me haría ni puñetera  gracia el tener que andar por la calle esquivando teta aquí, teta allá.

Pero pese a todo, el poco sentido común que me quedaba  ya a esas alturas de la película se impuso.

Y es que un servidor sigue prefiriendo lo tradicional; lo de toda la vida; las mujeres con un solo par de tetas...perdón...de pechos, puestos en su sitio con ese característico poderío de la mujer española, que todo lo hace porque como ellas mismas dicen,” tienen un par de tetas”.

Y entre tanta teta...digo...entre tanta palabrería, soló he llegado a una conclusión:

-“Más vale teta en mano, que 120 volando”.

…Y así son las cosas, y así se las cuento; aunque con una pequeña dosis de humor, que buena falta nos hace.


                                                                  © (JotaJota)