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sábado, 1 de diciembre de 2012

LAS VOCES DE LOS AUSENTES (II)

El espectáculo que a Diego se le mostraba ante los ojos, no podía ser mas dantesco...

Diez cuerpos, yacían junto al "testero" de la vieja cantera, tendidos boca abajo y maniatados a la espalda.

A su alrededor, manchas y charcos de sangre, componían el paisaje, mezclándose con el color amarillento de la arena.
Sus ropas, ensangrentadas también, no dejaban lugar a dudas sobre lo que había ocurrido
.

En el centro de la explanada, el oficial daba órdenes a sus soldados, y estos corrían a tomar posiciones en varios puntos de la vieja cantera, y en sus puntos de acceso.

Los paisanos esperaban al lado de los camiones...
El oficial les gritó algo, y ellos se fueron acercando a los cuerpos inertes.

Comenzaron a recogerlos del suelo, y a subirlos a la parte trasera de los camiones, apilándolos unos encima de otros...

Pudo reconocer entre los cuerpos sin vida, al maestro del pueblo, Don Eulogio; una persona culta y buena donde las hubiese, que jamás había hecho daño a nadie.

También a Segismundo, el secretario municipal, al que le gustaban las rosquillas de anís, y a su lado, a Don Zacarías, el alcalde pedáneo, que siempre estaba dispuesto a mediar entre los vecinos en asuntos de riñas por pleitos de deslindes de tierras.

También pudo reconocer el cuerpo de Luisito, el herrero, un "manitas" en su oficio, al que traían monturas para herrar, desde pueblos muy alejados, por su buen hacer.

A Alfredo; el cartero, que siempre se paraba en mitad de camino, en la taberna a la salida del pueblo, a echarse al coleto un buen tinto.

A Etelvino, el de la tía Josefa, que se hizo cargo de su madre y sus hermanos al fallecer su padre hacía años.

A Virgilio, el del molino, jornalero y peluquero, que nunca había hecho ningún mal a nadie, sino mas bien lo contrario; siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesitase. Famoso por sus bromas y su sentido del humor...

También pudo ver a otros vecinos y a algunos que no reconoció...
Los paisanos se afanaron en la recogida de los cadáveres, que una vez apilados en la caja del camión, fueron cubiertos con un toldo viejo.

Uno de los paisanos se dirigió al oficial y le dijo algo.
El oficial asintió con la cabeza, y el paisano se fue. Acto seguido, subieron todos al otro camión, y ambos arrancaron con dirección al pueblo.

El oficial se puso a dar vueltas por la explanada, y recogió lo que parecían casquillos de bala.
Los miró y luego los arrojó lejos.
Su mirada se paseó por todo el alrededor, y Diego tuvo que agazaparse aun mas para no ser descubierto.

Luego, el oficial se dio la vuelta, y caminó hacia sus hombres.
dio una orden y los soldados se apresuraron en agruparse para subir a la camioneta, que arrancó como una exalación tras los camiones.

Diego estaba mareado...

El espectáculo le había revuelto las tripas de tal modo, que se incorporó aprisa y apoyado contra un árbol, dejó salir todo lo que llevaba dentro del estómago...

Estaba pálido...
Hacía unos días, algunas de aquellas personas, se habían reunido con el y con otros en una asamblea clandestina en una vieja caballeriza abandonada, en el camino de la cuesta...

Ahora...Todos estaban muertos , y el...El no sabía lo que podía pasarle...

Se quedó un rato absorto, pensativo, dudando en qué hacer.
Cuando se dio la vuelta, se puso aún mas pálido...

Dos hombres sucios, barbudos y harapientos, le apuntaban con dos subfusiles, de esos que ellos llamaban "naranjeros"...

El, automáticamente, levantó las manos...

Uno de aquellos hombres, el mas viejo de los dos, habló...

-¿ Quién eres...Y que coño estás haciendo aquí ?-

-Psssssse...yo...-Balbuceó Diego muerto de miedo...

-Oye, dijo el joven; yo a este le conozco...Es el hijo de Goyo, el carpintero...-
-¿ Ah, si ?...-Dijo el otro...

-¿Quién eres?- La pregunta se repitió...-Dime quién eres o te dejo como un colador...-

Diego, tembloroso, acertó a decir...
-Soy Diego, el hijo de Goyo.-

-¿Lo ves, cabezota?, dijo el mas joven al otro; -ya te lo decía yo...-
Los dos bajaron las armas y le miraron de arriba abajo...

-¿Qué haces aquí...?- Le preguntaron de nuevo.

-Yo...Este...Ayer por la noche vi subir los camiones, y oí los tiros...-

-¿Y quién no los oyó?; se oyeron en toda la zona.-Dijo el mas viejo
.
-Este...yo subí a ver a quien...-

-Ya...-Dijo el otro.-

-Y vosotros...¿quiénes sois ?...- Acertó a preguntar...

Los otros se echaron a reír...

-Pero tu...¿ En que mundo vives ?...-Dijo el viejo.
-Yooo...estooo...-Balbuceó Diego...

-Anda, baja los brazos, que pareces un espantapájaros...-Dijo el joven.

-Yo soy Domingo; Domingo el "cruzao", y este es Erasmo, "el capacuras"...-Dijo el mas joven...

Entonces Diego cayó en la cuenta...

Hacía tiempo que por el pueblo, se hablaba en voz baja, por los rincones, de dos personas que habían escapado al monte, tras mantener una lucha con los militares...

Ahora caía...Les llamaban "los fugaos"...

Así que eran estos...Con lo grande que es la comarca y tenía que encontrarse cara a cara con ellos...

Pero...¿Cómo estar seguro de que eran ellos y no dos miembros de la "contrapartida"?; esos guardias que se vestían como los "del monte" y se infiltraban entre ellos para ayudar en su captura...

-Ya sé lo que estás pensando...-Dijo el viejo..._¿son ellos o son los de la contrapartida...?...jajaja-...

-Si, esteeee...eso pensaba...-

Los dos barbudos se rieron con ganas...

-¿Sabes como se nos diferencia de ellos...?-Dijo el viejo..
-No-Respondió Diego...-¿Cómo?-...
-Por el olor...-Dijo el viejo...
-¿Cómo?...-

-Por el olor digo...-Respondió el otro....-Ellos huelen a Pachulí, y nosotros...Nosotros olemos...A lobo...-Y ambos estallaron en carcajadas ante la cara de Diego...

Si; era cierto, aquellos hombres olían a...a rayos; a lobo; a bosque...Parecía como si llevasen semanas sin lavarse...

-¿Cómo crees sino que íbamos a escapar del olfato de los perros?...- Dijo el joven...

Diego asintió con la cabeza...tenía su lógica...Aquellos hombres, vivían cono las alimañas, acosados por perros, guardias y soldados, a salto de mata, sin lugar fijo, sin dejar huellas ni rastro...En ello...les iba la vida...

-Anda; ven con nosotros, tenemos que hablar contigo...-Dijo el viejo bruscamente poniéndose serio de golpe...

Les siguió...Les siguió durante largo trecho; parándose de vez en cuando para comprobar que no dejaban huellas y que nadie les seguía...
Al llegar a la falda del picacho, se toparon con una pared vertical de varios metros de alta...

Uno de ellos dio un silbido como una "ñerbato", y desde arriba, alguien les lanzó una escalera de cuerda...

-Anda, sube...Espero que no tengas miedo a las alturas...jajaja- Se rieron ambos.

Diego, tomó la escalera y se puso a trepar por ella, sin mirar abajo.

Al llegar arriba, unas manos lo sujetaron y le ayudaron a poner los pies sobre un saliente...

Otras manos tiraron de el y le introdujeron el una especie de caverna...¿De dónde demonios había salido aquella caverna, que no se veía desde abajo?...

-Hola -Dijo una voz...-Se bienvenido al frente "maquis" del norte-...

(Mañana continuará...tal vez...)


                                                                                                                               (JOTAJOTA)

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