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domingo, 2 de diciembre de 2012

LAS VOCES DE LOS "AUSENTES" (III)


No pudo identificar bien al que le hablaba...

Se volvió y vio a cinco o seis barbudos, que le observaban, con hosca mirada...

Uno de los que venía consigo, el "cruzao", llegó en ese momento y penetró por el agujero de la entrada ocultando la luz del día por un instante.

Mientras su compañero subía por la escala de cuerda, el "cruzao", sonrió y dirigiéndose a alguien, dijo...

-Traemos visita...jajajaj-

-...Muy bien...-respondió una voz tras los barbudos...

La hilera de hombres se abrió  dejando paso a otro...

Era el extremo contrario a aquellos hombres, barbudos, sucios, vestidos con viejos harapos y calzando toscas botas...

Aquel hombre, estaba bien afeitado, pulcro; con un uniforme casi impecable, con los galones de teniente en campaña del antiguo ejército popular.

Lucía unas botas de montar brillantes, y su cabeza, tocada con una gorra de plato, la llevaba ladeada con cierto "aire" desenfadado...
Su voz era tranquila y pausada cuando preguntó...

-¿ Quién es...?-

-Es el hijo del Goyo, el de Fuentepuebla...-

-¿ El carpintero...?-preguntó el otro...

-Ese mismo...Le sorprendimos cuando estaba mirando lo de la vieja cantera.-

-...Bueno...si es  hijo de Goyo...no creo que tengamos nada que temer, verdad...?-preguntó dirigiéndose a el.

-...Estooo...Yo..No; no,no...-Dijo Diego medio atragantado...

-Pero bueno, hombre...-Dijo el oficial; -Agasajemos a nuestro invitado; no vaya a decir luego que los restos del ejército popular no son hospitalarios...jajaj...-

Le empujaron hacia el interior de la caverna, y pudo ver que aún era mas grande de lo que parecía...

Varias salas se abrían a los lados, excavadas en la mismísima roca viva.
A la entrada de las salas que se abrían a los lados del pasillo, había colgados letreros...

"Cocina"; decía uno..."Almacén", decía otro..."Dormitorios", decía otro...

Le llevaron hasta el final del pasillo, donde había dos salas. Una, decía sobre la puerta, "polvorín", y la otra "sala de asamblea".
Le metieron en esta ultima, donde pudo ver que había una mesa larga y tosca y varias sillas, un montón de cajones de madera bajo la mesa.

Del techo, pendían una especie de candelabros de aceite, que daban mucho humo y poca luz, y que olían... a demonios...

-"Atufan" un poco; pero es el único sistema de alumbrado que hay por aquí...Jajajaj_ Dijo el oficial sentándose en una de las desvencijadas sillas.

-Siéntate, anda...-Dijo amable.-Tenemos que hablar...-

Diego, obedeció; no fuera a ser que le tomasen por lo que no era, y terminase en algún agujero, con la cabeza agujereada...

-Bueno,- dijo el oficial, ¿sabes quiénes somos?-

-Si,- respondió Diego. -Sois..."los del monte"; "los fugaos"...-

-Bueno, si, así nos llaman, y también los "maquis", pero somos el ejercito guerrillero del norte; ¿ Has oído hablar de nosotros ?,-Preguntó el oficial...

-Estooo...Si, he oído...-Respondió Diego.

-Bien, eso allana el camino...-Dijo el otro.

-¿Qué queréis de mi?- Quiso saber Diego...

--Esa no es la cuestión,-Dijo serio el oficial...-La pregunta es...¿Qué quieres tu...?-
-Sabemos de ti, muchísimo mas de lo que te imaginas- Prosiguió...

Diego, le miraba con ojos incrédulos...

¿Qué podían saber de el?...¿Qué motivo tendrían para haber hecho averiguaciones sobre el y para qué?...

El otro prosiguió...

-Sabemos quién es tu padre; tu mujer, tu familia, tus amigos, tus..."compañeros" de reuniones en las viejas caballerizas...Sabemos cuantos sois, donde vivís, que coméis, en qué trabajáis...Lo sabemos...TODO....-Machacó.

Diego estaba nervioso; además de miedo, estaba inquieto; no sabía exactamente por qué le habían llevado allí...

-No te asustes;- dijo el oficial..-No queremos hacerte ningún daño...-

-Entonces...¿Qué queréis de mi...?- Preguntó Diego...

El otro comenzó a contarle una historia...
Una historia que Diego conocía bien...

Le habló de una guerra...Una guerra en la que Diego también había participado y por ello pagó años de cárcel en inmundos campos de concentración como aquel maldito castillo en las montañas del norte..."Ezkaba", le llamaban...

Prosiguió narrando historias sórdidas de "paseos" en mitad de la noche, y de cadáveres en las cunetas. De despeñados desde acantilados y de otros arrojados al interior de minas abandonadas o de simas naturales, como aquella tristemente célebre, a la que llamaban "Funeres"...Historias de terror, de  represión desmedida, de cárcel, de torturas, de masacres...De odio...y de miedo...

Hizo una pausa para encender un cigarrillo y le ofreció otro a Diego...

Mientras fumaban el cigarrillo, el otro prosiguió con su historia...
Le habló de un puñado de hombres que prefirieron irse al monte, a vivir con la muerte pegada al culo, sobreviviendo en las profundidades del bosque y de las montañas, antes que caer en manos de los soldados o de los guardias, que les perseguían y les acosaban al igual que a las alimañas, con fusiles y perros...

Y cuando el destino o la mala suerte hacía que uno de ellos cayese en manos gubernamentales, sabía que le esperaban indecibles martirios, y torturas, y en el mejor de los casos, un hoyo al lado de cualquier carretera o camino, o simplemente en cualquier cuneta, con varios tiros por la espalda, aplicando aquello que  llamaban "ley de fugas"...

Le habló del aislamiento al que estaban sometidos, y de como un grupo de gente de los pueblos, les ayudaba, llevándoles comida, medicinas y ropa, y también en alguna ocasión, municiones...

De como les traían cartas y llevaban mensajes a otros grupos guerrilleros de otras comarcas.

Le habló de lo que ocurría cuando agarraban a alguno de esos "enlaces" clandestinos...Les esperaba una muerte casi segura, o en su defecto, condenas por juicio sumarísimo o consejo de guerra a treinta años...

De sobra lo sabía el...

De sobra conocía ya esas historias, que circulaban de boca en boca, entre las gentes de los pueblos de los alrededores...

De sobra sabía lo que le había pasado a su amigo Andrés, el de "la braña", cuando le cogieron en una de aquellas "partidas", en las que registraban las casas del pueblo, poniendo patas arriba todo y "forrando a hostias" a los pobres habitantes asustados, hasta que confesaban lo que ellos querían oír...El paradero de alguno de ellos, o el nombre de algún enlace...

Por eso se decía que los enlaces, no se conocían entre si, y la mayoría de las veces, no sabían exactamente dónde se encontraba el campamento "maquis"...

La pregunta fue directa y tajante...

-¿Estarías dispuesto a "colaborar" con nosotros?-...

Diego se quedó pensativo...

El había sido soldado republicano, del "quinto regimiento" de Líster
y había estado en muchos combates...

Había visto caer a sus compañeros, a sus amigos, a gentes civiles, inocentes, fruto de la barbarie de un maldito general "paticorto", con aires de grandeza, que se había creído un emperador, y el salvador de una nación, "por la gracia de Dios", en una "cruzada", contra los infieles de la izquierda, y del "contubernio judeomasónico y comunista"...(toma ya...)...

El, sabía lo que era sufrir en carne propia el miedo, el hambre,la necesidad, la injusticia; la cárcel...

Las palizas a su padre, así porque si, las amenazas a su mujer; el embargo de las tierras y del ganado,la opresión...

Se quedó pensativo un rato, en el que el otro, no habló...Sólo le miró fijamente, mientras fumaba su cigarrillo...

Diego, pensativo, hacía a su cabeza, funcionar a mil por hora...Eso le había salvado la vida cientos de veces en combate.

Pensó en Rosa, su mujer; ella no tenía la culpa de nada, y sin embargo, la habían llevado al cuartelillo, le habían dado una paliza, le habían rapado el pelo al cero y la habían obligado a beber aceite de ricino...Tardó semanas en recuperarse algo de aquello...

También pensó en su padre, que jamás se repuso del todo de las palizas ni de la muerte de su mujer; su madre; mientras Diego estaba en plena ofensiva de Guadalajara...

Dijeron que había ido una temporada a ver a su hermana; su tía Ana, la que vivía en León; que falleció poco después, y que en el camino, su auto tuvo un accidente...

Jamás se pudo perdonar aquello...El no haber estado allí cuando su madre...

Ya estaba harto de todo aquello...

Diego miró al hombre sentado frente a el, y con voz segura dijo...

-Si...-Los ayudaré...-

El otro, sonrió ampliamente, dejó su cigarrillo sobre una lata vacía de sardinas sobre la mesa y dijo...

-Lo sabía...-

                                                                      (JotaJota)



                           ...Háganme un favor...¿ Quieren ?...
                                             ...Sean felices...
                             ( O por lo menos...Inténtenlo...)

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