ENTRE TETAS ANDA
EL JUEGO
Mis
estimados lectores:
El otro día
y por casualidad, mientras leía un periódico de esos de anuncios por palabras
en busca de un automóvil, mis ojos cayeron sobre uno de esos anuncios que sin
saber ni cómo ni por qué, se había colado entre los de coches de ocasión; justo entre un BMW serie 3 con un precio que
se salía de mi presupuesto y un SEAT Panda más quemado que la pipa de un indio.
El anuncio
en cuestión, decía así:
"Rubia
de cine, súper sexy, 120 pechos".
No sé cómo,
pero mi mente comenzó a trabajar.
Porque
imagínense ustedes; aunque 120
pechos...son muchos pechos para imaginar de una sola vez, y además, lo primero
que se me vino a la cabeza fue pensar que tal vez se tratase de algún tipo de
anomalía congénita de los cromosomas, o que tal vez fuese cosa de la
alimentación, o del agua, o de un fallido experimento de la NASA, o...vaya
usted a saber.
Pero el caso
es que los 120 pechos, me dieron que pensar, y puestos a pensar, imagínense
cómo se las arreglará a la hora de comprar sujetadores en Woman Secrets;
¿fabricarán sujetadores capaces de sujetar 120 tetas a la vez?
Y es
que no se trata de tres ni cuatro, ni
siquiera de un par de ellas como las mujeres de toda la vida, sino de 120, que
120 pechos son muchos pechos para una sola fémina, y si encima sale
"lecherona", sería capaz de abastecer ella sola todo el mercado
lácteo de la provincia de Teruel, pues
120 ubres puestas a dar leche, serían como una Central Lechera.
El caso es
que la cosa no se quedó ahí, sino que mi mente aún se puso a rizar más el rizo.
120
pechos...
Me
preguntaba cómo se las arreglaría si tuviese que amamantar a un hijo.
Para ese
hijo ese momento de lactancia materna
sería como “el paraíso de la teta”; podría escoger cada día un par de
ellas diferentes sin repetir ni una sola vez en todo el mes; es decir; que
sería…la leche.
O tal vez
podría trabajar como antiguamente, de ama de cría, de aquellas que por falta de
leche de las progenitoras, se encargaban de dar el pecho a los recién nacidos
ajenos a cambio de un salario.
Y es que 120
pechos dan para mucho, porque piensen el dilema.
Puesta a
amamantar a varios rorros a la vez,
¿cómo harían esos rorros?
¿Elegirían
una teta al azar o por el contrario cada uno tendría la suya propia como los
lechones?
Y es que
tener tanta teta junta es un gran
problema, porque imagínense el día que se eche novio.
La cara de
sorpresa que pondría el pobre chaval el día que se decidiese explorar esos
parajes situados más debajo de la línea disuasoria del canalillo, cuando se encontrase tal
concentración de tetas, que ni las manifestaciones del 11M; seria de cine, que
se lo digo yo; y afortunado será si no se le queda un trauma por motivo
pectoral para toda la vida.
Pobrecito
mío; que por hacer un poco el “Indiana Jones”, se iba a encontrar sumido en una
selva mamaria, de la que sería más difícil salir, que de la M-40 un fin de
semana del mes de julio.
¿Y qué me
dicen si un día decidiese aumentar talla
de sus mamas mediante silicona?
Porque si ya
hacerse un par de tetas a medida cuesta un pastón, imagínense el pico que
costaría hacerse 120 todas igualitas, como fotocopiadas.
¿O le harían
descuento y precio especial por compra al por mayor?
Si, al por
mayor, como cuando uno va a comprar detalles de boda y dice:
-¿Y si me
llevo 120 a cómo me salen?
El caso es
que 120 pechos, o tetas o ubres o como lo quieran llamar, son demasiados
pectorales para tragar de una sola vez, por muy grande que uno tenga la boca,
así que eso supone un problema añadido, dado que el rorro, a fuerza de chupar
tanta teta, correría el riesgo de salir bocazas o peor aún… mamón.
Así,
embebido entre tanta teta andaba yo, mientras pensaba...
-Con lo fácil
que sería tener solo dos bien puestas, ahora salen ya con 120.
-¿Sera que ya
vienen de fábrica con repuestos?
-¿Y si eso
fuese hereditario?
Y la verdad
que a mí no me haría ni puñetera gracia
el tener que andar por la calle esquivando teta aquí, teta allá.
Pero pese a
todo, el poco sentido común que me quedaba
ya a esas alturas de la película se impuso.
Y es que un
servidor sigue prefiriendo lo tradicional; lo de toda la vida; las mujeres con
un solo par de tetas...perdón...de pechos, puestos en su sitio con ese característico
poderío de la mujer española, que todo lo hace porque como ellas mismas dicen,”
tienen un par de tetas”.
Y entre
tanta teta...digo...entre tanta palabrería, soló he llegado a una conclusión:
-“Más vale
teta en mano, que 120 volando”.
…Y así son
las cosas, y así se las cuento; aunque con una pequeña dosis de humor, que
buena falta nos hace.
© (JotaJota)
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